Bukowski: Palabras que nos inspiran

oficio de escritor

De vez en cuando escuchamos una canción que nos sube el ánimo, vemos una película que nos inspira o conocemos a esa persona que nos insufla un chute de energía positiva. También las hay que nos ofrecen todo lo contrario, pero de esas es mejor alejarse. Pero la inspiración puedes estar en cualquier lugar.

No es extraño que en diversos eventos deportivos, justo antes de enfrentarse al reto que puede acabar con la consecución de un título, se les muestre a los protagonistas un vídeo motivador. O que las empresas hagan uso de charlas motivacionales hechas por expertos en el tema para intentar obtener lo mejor de sus empleados.

Palabras inspiradoras

Hace poco escuché en La Cafetera de Radiocable unas palabras que hicieron ese efecto en mí. Las volví a escuchar unos días después y no me pude resistir a buscar a qué o quién pertenecían.

Aquellas palabras eran de un poema de Charles Bukowski  titulado ¿Así que quieres ser escritor?

Apenas conocía nada de Bukowski salvo una película que vi hace tiempo, Factótum, basada en la novela homónima del autor estadounidense de origen alemán. Eso, y que fue uno de los escritores más destacados de finales del siglo XX. Ahora ya ha captado mi atención.

Voy a dejarme de rollos y voy a dar paso al poema. Aunque Bukowski habla sobre la escritura, sus palabras se pueden aplicar a cualquier aspecto de la vida. Dejo también un vídeo con una versión del texto por si eres de esas personas que se motivan escuchando las palabras en boca de otros (y con algo de música).

Espero que te guste y que te sirva de inspiración, aunque sólo sea un poquito.

¿Así que quieres ser escritor?

Charles Bukowski

Si no sale como una llamarada de dentro de ti,
a pesar de todo,
no lo hagas.
Si no llega desde tu corazón, tu mente y tu boca
y tus tripas
sin hacer preguntas
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla
o encorvado sobre tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres
mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si pensar en ello es ya un trabajo duro,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir como
cualquier otro,
olvídate.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti,
haz otra cosa.
Si primero tienes que leérselo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.
No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y
pretencioso, no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo han
bostezado hasta dormirse
con esa clase de gente.
No seas uno más.
No lo hagas.
A no ser que surja
de tu alma como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
te pueda llevar a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
te esté quemando las tripas, no lo hagas.
Cuando sea de verdad el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras o muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.

 

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