Aunque el verano todavía no ha terminado, para muchos sus vacaciones sí. Y por desgracia yo me encuentro entre ellos, aunque no por voluntad propia. He tenido que abrir La Sala de interrogatorios antes de tiempo. El jefe me llamó para que interrumpiera mis semanas de descanso, teníamos un pez gordo retenido en comisaría y no podíamos perder la ocasión de interrogar a la criminal Susana Rodríguez Lezaun.
Pero como siempre, antes de proceder a la transcripción de lo que fue el interrogatorio, debemos pasar a la ficha de la detenida.
¿Quién es Susana Rodríguez Lezaun?

- Alias: Susana Rodríguez Lezaun
- Procedencia: Pamplona
- Ambiente en el que se mueve: Novela negra
- Sospechas contra ella: Sin retorno, Deudas del frío, Te veré esta noche y Una bala con mi nombre.
- Centro de operaciones: susanarodriguezlezaun.com
- Canales de comunicación:
- Twitter: @SusanaRLezaun
- Facebook: @SusanaRodriguezLezaun
Llegué a comisaría directamente desde la estación de tren. Dejé mis cosas en el despacho, cogí el expediente de la acusada y fui directo a la Sala de interrogatorios. Susana llevaría allí un buen rato sola, esperando, desesperada, y eso jugaría a mi favor. Qué equivocado que estaba.
Interrogatorio a Susana Rodríguez Lezaun
Buenos días. Perdón por el retraso, pero estaba de vacaciones y he tenido que volver de pronto porque mi jefe… da igual. Cosas nuestras. Fajardo, puedes marcharte. Gracias por custodiarla, ya me ocupo yo. ¿Es usted Susana Rodríguez Lezaun?
Así es. No sé si decir que estoy encantada de conocerle, dadas las circunstancias…
Lo mismo digo. Encantado, o no. Depende de cómo se porte. Si no te parece mal, aquí dentro me gusta tutear a los acusados por hacer la atmósfera algo más relajada. ¿Te parece bien?
Me tendrá que parecer… Aquí usted es el jefe. Su comisaría, sus reglas.
Antes de entrar en el meollo. Tengo por aquí una pregunta que dejó el anterior acusado, Mikel Santiago. A ver dónde la puse. Ah, aquí está. ¿Podrías tratar de dar una respuesta?
“¿Cuál es tu auto-insulto preferido cuando te bloqueas?”
Yo me quiero mucho a mí misma, no suelo insultarme. Eso lo reservo para los demás, y tengo que reconocer que soy bastante imaginativa a la hora de insultar. Si quiere, se lo demuestro… Cuando me bloqueo, lo único que funciona es regalarme algún exceso: una cerveza en buena compañía, una película, un rato de lectura… Luego, ya relajada, vuelvo al ordenador y dejo que fluya.
Los criminales y sus vicios… qué me vas a contar que no haya visto ya.
La interrogadora interrogada
No he tenido acceso a tu expediente hasta hace unos minutos, vengo directo desde la estación. Voy a ir preguntándote según lo vaya leyendo. ¿Por qué crees que estás aquí?
Supongo que alguien se habrá ido de la lengua, pero tiene que saber, inspector, comisario o lo que sea, que soy inocente. Yo no he hecho nada. Todos esos cadáveres son circunstanciales, no tienen nada que ver conmigo. Y la pistola tampoco es mía, alguien la puso en mi coche…
Inspector, si no te importa. Veo que eres una importante criminal, un pez gordo con tres crímenes a tus espaldas nada menos. Pero lo que más me sorprende es que también eres periodista. ¿Con cuál te identificas más?
Siempre soy la misma. Cuando soy periodista, cuento la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y cuando soy escritora, imagino, fabulo, pergeño, hablo sola, escucho voces en mi cabeza y sólo cuento mentiras, ficción, aunque siempre hay un poso de verdad en todo lo que escribo, es decir, que en el fondo sigo siendo periodista. La sociedad, las palabras, los delitos… Me gusta que mis novelas sean verosímiles. La realidad rodea la ficción, no sé si me explico… Quizá necesitaría un psiquiatra, más que un policía de medio pelo…
No empecemos a faltar. Ya te he dicho que la vestimenta es por haber llegado directo de las vacaciones. Siendo sinceros, casi prefiero que saques tu lado criminal, los periodistas y yo no es que no llevemos demasiado bien. Será porque ambos estamos acostumbrados a interrogar a otros ¿Has hecho muchos interrogatorios?
Unos cuantos sí, y no siempre han sido demasiado amables. Soy periodista desde hace 25 años y ha pasado mucha gente por delante de mi grabadora. Algunos famosos de los de verdad, unos cuantos aspirantes a famosillo, gente muy interesante y otros que sólo buscaban su minuto de gloria, su foto en el papel impreso. Pero siempre he intentado hacer bien mi trabajo, ser imparcial, escuchar de principio a fin y plasmar lo mejor posible el mensaje que me estaban transmitiendo. Tengo muy gratos recuerdos de mi etapa como interrogadora: Joan Manuel Serrat me besó seis veces en las mejillas y me llamó «reina»; comí con Emilio Gutiérrez Caba; Chucho Navarro, el fundador original de Los Panchos, me tocó la rodilla (tenía casi 90 años, creo que se estaba apoyando más que otra cosa); le sonsaqué a un comisario reticente el número real de balas que se había disparado en un tiroteo; el rey Felipe VI, entonces príncipe, me dio la mano y le pidió a uno de sus guardaespaldas que vigilara para que no me cayera (era una cuesta pedregosa y estaba embarazadísima); he intercambiado impresiones con Eduardo Mendoza, Carmen Alborch, Pitita Ridruejo, Emiliano Revilla… Y eso sólo cuando era periodista. Desde que soy escritora la lista ha crecido mucho.
Te has codeado con lo mejor del mundo de la farándula, me alegro por ti. Pero ahora estás aquí. Parece que no has sabido elegir el camino adecuado.
De profesión, criminal.
Pasemos a tus crímenes, has cometido tres: «Sin Retorno», «Deudas del frío» y «Te veré esta noche»… ¡Vaya! pero si aquí pone que es una trilogía. Así que tenemos a una criminal en serie ¿Por qué una trilogía y no crímenes individuales?
¡Yo sólo quería escribir uno, lo juro! Lo demás vino rodado, no pude evitarlo. ¡No es culpa mía! «Sin retorno» podía haber quedado en un libro huérfano de no haber encontrado el respaldo editorial y del público. Aunque en mi cabeza eran tres los crímenes posibles (vaya, he confesado…), los cometí de uno en uno, por si acaso la cosa salía mal. Pero luego se me fue la mano y ya no supe parar…
No te preocupes. Sabemos de todas tus fechorías, no hay nada que se nos haya podido escapar… ¿Pero qué leo aquí? Si tienes un cuarto crimen desde hace pocos días. ¿Será por esto por lo que te han traído a comisaría ¿Qué me puedes contar de él?
Este crimen lo he cometido por puro placer… «Una bala con mi nombre» es un thriller que me he regalado a mí misma después de la intensidad de los crímenes anteriores. Las tres primeras novelas me exigieron un extenso trabajo de documentación y una intensidad emocional agotadora en ocasiones. Pero no se preocupe, comisario, que este crimen lo he cometido en Boston, Estados Unidos. Está fuera de su jurisdicción.
Inspector, ya se lo he dicho. No creas que te sería tan fácil librarte de eso. Siempre puedo hacer una conferencia a Estados Unidos, tengo buenos amigos por aquellas tierras. Espero que no haya más víctimas y sea un crimen individual ¿Es así?
Víctimas hay, lo siento. ¡Es que no puedo evitarlo! Pero no volverá a repetirse, eso se lo prometo. Este es un crimen único.
Eso habrá que verlo. Conozco muy bien a los criminales de tu naturaleza, y aunque la sangre de tu reciente crimen aún está fresca, seguro que estás planeando un próximo. ¿Es así?
Ningún criminal que se precie alardea de sus futuros asesinatos… Hay algo, por supuesto, ya le he dicho que lo mío es patológico, pero el plan todavía está verde.
La cabeza visible de una banda de delincuentes
Piensa que aun estás a tiempo de no cometer ese crimen. Veamos qué más dice el expediente… No, no me lo puedo creer ¿También eres la directora del festival de género negro Pamplona Negra? Susana Rodríguez lezaun no es un pez gordo, es un tiburón blanco. ¿Cómo surgió esa oportunidad?
¡Esto tampoco fue culpa mía! La culpa fue de Carlos Bassas, gran escritor, buen amigo y creador de Pamplona Negra. Cuando consideró que había llegado el momento de retirarse, me ofreció hacerme cargo del festival. Un reto difícil, pero nunca he dicho que no a un reto, y aquí estoy, como cabeza visible de la «familia», pero detrás hay un montón de gente dándolo todo para hacer un trabajo impecable.

Siempre es lo mismo, vuestros padres os crían, ya vemos cómo, y vosotros os juntáis. ¿Qué tal la experiencia? ¿Con ganas de repetir?
¡Por supuesto! Dirigir mi primer Pamplona Negra fue increíble, y ya está muy avanzado el programa de la próxima cita negro-criminar de enero de 2020. Estará llena de sorpresas y grandes autores y autoras, no digo más.
Pues tendré que pasarme por allí, no me vendría mal una buena redada para un posible ascenso.
Los criminales y el crimen de hoy
Llevo mucho tiempo observando el panorama negro criminal y veo que los delincuentes cada vez tenéis mejor fama ¿A qué crees que se debe esto?
A que en el fondo somos buena gente, aunque usted se empeñe en decir lo contrario. Nos solazamos con la parte más oscura del ser humano y se la mostramos a los lectores, que disfrutan con las andanzas de criminales de todos los pelajes. Cada vez son más las personas que eligen la literatura negra para pasar su tiempo, cada vez hay novelas negras de más calidad, que se atreven a probar fórmulas nuevas para sorprender a los lectores, para atraparles y no soltarles hasta la palabra «Fin». Y, además, los escritores, entre nosotros, nos llevamos razonablemente bien. No suelen volar cuchillos ni balas en los festivales, sino que circula una sana camaradería y litros y litros de… refrescos de naranja y limón, por supuesto.
¿Crees que la novela negra y criminal ha llegado a un nivel tan bueno como cualquier otro género? ¿O siempre ha sido bueno y lo único que ha cambiado es la visión que tienen de él los demás?
Como en todo, hay novela negra buena, mediocre y mala. Siempre la ha habido. Lo que antes tenía, y ahora no, es mala fama. Los escritores del siglo XIX y XX denigraban la novela policíaca, decían que eso no era cultura, porque sacaba a la luz la parte más oscura del ser humano y de la sociedad, y la trataban como un género menor, pero lo cierto es que hay grandes escritores y escritoras de género negro que aguantaron las puyas y nos abrieron camino. En la actualidad, lo cierto es que la novela negra, de misterio y policíaca es posiblemente la más vendida, y eso ha hecho que grandes nombres de otros géneros quieran probar suerte en este. A unos les va bien y otros no tanto, pero ya no se denigra, al menos ya no tanto, a los escritores de novela negra. Comisario, tiene la ciudad llena de criminales…
Dejemos lo de comisario para después de mi ascenso. Y hablando de géneros, cada vez se ven más criminales femeninas en lo más alto de las listas de los más buscados ¿A qué crees que se debe este auge? ¿Crees que existe diferencia entre sexos a la hora de matar?
Si yo le pongo delante diez fragmentos de diez novelas sin identificar, de cinco hombres y cinco mujeres, apuesto mi libertad a que es incapaz de adivinar sólo por la forma de escribir si ha salido de la mano de un escritor o una escritora. Las mujeres siempre hemos estado ahí, pero no nos dejaban asomar la cabeza. La sociedad tenía otros planes para las mujeres, y ellas los acataban por miedo, por costumbre, por «designio divino»… Ahora, sin tantas cortapisas (aunque quedan algunas), cuando ya nadie se asombra de que una mujer escriba otra cosa que no sea poesía, novela romántica o narrativa, las escritoras están demostrando que son capaces de escribir novela negra al menos tan buena como la de sus colegas masculinos.
Su relación con el crimen
Estoy de acuerdo, lo que determina la peligrosidad de los criminales es el propio criminal, no su sexo. ¿El crimen es innato en ti o has ido cogiéndole gusto mientras trabajabas de periodista?
Creo que me viene de serie. Siempre he leído de todo, y sigo haciéndolo, pero cuando cae en mis manos una buena novela negra, me vuelvo loca. Es el género que más me gusta, sin duda. También es verdad que los tres años que pasé en la sección de Sucesos y Tribunales me marcaron profundamente y me enseñaron los entresijos del funcionamiento policial y judicial de nuestro país. Fue apasionante, a pesar de los malos ratos.
Así, entre nosotros ¿Tienes alguna manera de cometer tus crímenes? ¿Algún ritual extraño?
Puerta cerrada, soledad, silencio y todas mis notas alrededor. Que nada ni nadie me distraiga. En ese caso sí que podría cometer un crimen… Escribo un extenso guion previo que va modificándose conforme avanza la escritura, pero que me sirve de «esqueleto» para la historia. Manías de criminal…
¿Hay alguna parte de cometer un crimen que te guste menos que otras? ¿Escribir, documentarte, la corrección, la promoción, las presentaciones…?
La gran escritora estadounidense Dorothy Parker dijo: «Odio escribir, adoro haber escrito». Suscribo cada una de sus palabras. Ponerme a escribir es a veces un sacrificio, porque me «obligo» a meterme en situaciones que no son agradables. Veo en mi cabeza con bastante nitidez lo que luego plasmo sobre el papel, y en ocasiones lo paso mal. Tampoco me gusta mucho corregir, pero cuando veo el resultado y tengo por fin el libro en las manos, la sensación es indescriptible. Y, sin duda, la mejor parte es el encuentro con los lectores en las presentaciones. Y la promoción me divierte mucho, no tengo ninguna queja en ese aspecto.

Como tiburón blanco del crimen, seguro que conoces a un montón de pececillos que intentan asomar la cabeza en este mundo criminal. ¿Existe alguno al que crees que deberíamos prestar atención?
No se deje engañar por las apariencias y las habladurías, señor comisario. Yo misma no soy más que un pececillo. Siempre que puedo, leo las novelas que me llegan de un modo u otro de escritores noveles o poco conocidos. Me he llevado sorpresas agradabilísimas. Me cuesta, sin embargo, nombrar alguna, porque odiaría olvidar otras, así que, a cambio, voy a hacer una recomendación que a mí me funciona: Lector, lectora, déjate aconsejar por tu librero o librera de confianza. «Pasa» un poco de los grandes nombres consagrados y prueba algo nuevo. Escucha a los que leen, cotillea en las redes sociales, en los blogs como este, y luego sal de pesca con la cabeza libre de estereotipos. Te garantizo horas de felices lecturas.
No intentes quitarte mérito, eso no te funcionará aquí. Pero antes de decidir qué hago contigo ¿me podrías dejar una pregunta, duda o inquietud para el próximo criminal que visite esta sala de interrogatorios? No sé quién será, pero te aseguro que merecerá estar aquí.
Ahí va: «Confiesa, ¿tienes algún esqueleto en el armario, alguna novela que acumula polvo en un cajón y cuya existencia no te atreves a declarar?»
Mira, mi cuerpo aún está de vacaciones y casi ni he tenido tiempo de sufrir el síndrome post-vacacional, así que te voy a dejar libre. No me apetece redactar ningún informe ni empezar una investigación con este calor. Ya me inventaré algo. Sólo te pido una cosa, no llames mucho la atención durante unas semanas ¿Vale?
Intentaré ser buena y portarme bien, pero no prometo nada… Gracias, comisario, es usted un gran tipo, digan lo que digan las sombras oscuras que me ha parecido ver merodeando por aquí cerca y que le andaban buscando…
Fin del interrogatorio a Susana Rodríguez Lezaun
Y hasta aquí la transcripción del interrogatorio a Susana Rodríguez Lezaun. Quería darle las gracias a Susana por su colaboración y por dejarse engañar para ser interrogada justo después de las vacaciones y en mitad e la promoción de su nueva novela. Le deseo toda la suerte del mundo y seguiré muy de cerca sus andanzas como escritora y como comisaria del Pamplona Negra, al que espero poder visitar alguna vez.
¿Te ha gustado el interrogatorio? ¿Conocías la obra de Susana Rodríguez Lezaun? ¿Qué te hubiera gustado preguntarle? Para cualquier cosa, ya sabes que tienes los comentarios aquí abajo. Salvo para presumir que tú aún sigues de vacaciones, puedes contarme lo que quieras.